El descanso no toca mis ojos y la dulzura esta escasa.
Él me desvela desde que lo soñé por primera vez...
A veces los días no son los mismos, pero él sigue estando
y siento escucharlo cuando la música suena.
Los atardeceres me traen su ligera luz a mi alrededor...
Y no concibo vivir sin la necesidad de abrazarlo y cuidarlo
entonces, todas mis noches de desvelo tendrían sentido.
Si tan solo pudiera...
Quiero llorar en sus brazos y mojarlo con mis lagrimas
para quedarme dormida y despertar limpia.
Y permanecer así el resto de mis días.
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